dimecres, 12 de gener del 2011

3. EL PROBLEMA DEL VALOR CUANTITATIVO

EL PRIMER PASO

El trabajo debe aplicarse necesariamente a la producción en toda sociedad, y los productos resultantes deben ser distribuidos entre sus miembros. Lo que cambia el curso de la historia es el modo de organizar y llevar a cabo estas actividades (producción y distribución). El valor de cambio constituye un aspecto de las leyes que gobiernan la asignación de la actividad productiva en una sociedad productora de mercancías. Estas mercancías son intercambiadas por otras en una cantidad precisa, al tiempo que absorben una cantidad de fuerza de trabajo. La cuantificación de estos intercambios es la finalidad de la teoría del valor, que constituirá un fundamento de la economía política moderna.

Karl Marx parte de la base de la existencia de una reciprocidad exacta entre las proporciones de cambio y de tiempo de trabajo de una mercancía. Atendamos a dos consideraciones. En primer lugar, el valor de una mercancía lo determina el “trabajo socialmente necesario” (aquel que se requiere para la producción de un artículo en condiciones normales de producción en una sociedad, con un grado medio de habilidad e intensidad). En segundo lugar, el trabajo más calificado que el trabajo medio deberá tener mayor capacidad de producir valor. Marx cree posible la medición de estos valores entre mercancías con trabajo medio o cualificado de modo independiente al valor que se dé en el mercado, esto es, en términos absolutos. Marx reducirá sus análisis al trabajo simple gracias a una consideración deflactada del trabajo cualificado, esto es, considerando cuántas horas de trabajo simple equivalen a una hora de trabajo cualificado.

Esta teoría, nos anuncia su autor, no contradice la teoría de la determinación de los precios por la intersección entre oferta y demanda en la que se basaban los análisis liberales, pero el equilibrio de mercado sólo podrá darse cuando el precio de cada mercancía sea proporcional al tiempo de trabajo necesario para producirla.


 EL PAPEL DE LA DEMANDA

Marx trató de establecer el equilibrio económico general de una sociedad, considerando además del valor relativo de los productos, la distribución de cantidades y de la fuerza de trabajo. Para obtener este equilibrio necesitaría previamente obtener por un lado información sobre el costo relativo en trabajo, y por otro lado información sobre la intensidad relativa de las demandas individuales. Es importante la concepción marxista de la demanda, ya que el valor de uso -necesidad social- se revela como un factor de gran peso en la asignación de cantidad de trabajo que debe incorporarse a diferentes esferas.

El capitalismo por su parte, la demanda sólo tiene en cuenta las necesidades de los consumidores de manera parcial, y pone el acento en la distribución del ingreso como problema básico -que Marx considera como simple reflejo de las relaciones sociales de producción. El pensamiento de Marx se refiere a esta demanda capitalista como diferente a la demanda “real”. Si se acepta la proposición de que la demanda está dominada por la distribución del ingreso, se concluye que los problemas del valor deben ser abordados por la vía de las relaciones de producción y no por su demanda.

Las necesidades de los consumidores son considerados como un elemento reactivo de la sociedad, opuesto a los elementos relativamente estables que sólo cambian cuando su contexto varía sustancialmente. En el análisis marxista, son estos elementos reactivos aquellos que deben ocupar el primer plano en el estudio. ¿Y de qué manera estas necesidades del consumidor varían? Marx responde que de la biología, el estado físico y la mentalidad, y en la medida en que éstos se ausenten, del desarrollo técnico y organizacional de la sociedad. Estos últimos factores materiales son los que en última instancia determinan los procesos sociales, políticos y espirituales para el pensador alemán. Incluso más allá, la existencia social y su relación con el resto determina la conciencia humana, y no al revés.


LA LEY DEL VALOR vs PRINCIPIO DE PLANEACIÓN

La gran aportación de la teoría del valor pone de relieve que en una sociedad productora de mercancías caracterizada por la existencia de productores privados que persigan la satisfacción de sus necesidades mediante el intercambio, existe un orden gracias a la presión mutua sobre el otro de los productores equilibradoras de desviaciones, más allá de las planificaciones centralizadas. Esta ley del valor resume las fuerzas actuantes en una sociedad productora de mercancías, regulando a) las proporciones del cambio de mercancías, b) la cantidad producida de cada una y c) la asignación de la fuerza de trabajo a las diferentes ramas de la producción. Ahora bien, en el momento en que la asignación de estas actividades se somete a control consciente, esta ley pierde su pertinencia e importancia, y se sustituye por el principio de planeación.


EL VALOR Y EL PRECIO DE LA PRODUCCION

Continuando con el pensamiento de Marx, el precio es únicamente la expresión monetaria del valor.

Para el autor, los precios de producción son modificaciones de los valores, derivadas de ciertas reglas generales no arbitrarias.


PRECIO DEL MONOPOLIO

En efecto, la aparición del monopolio dificulta el funcionamiento de la ley del valor como reguladora de las relaciones cuantitativas de producción y de cambio. Contando con el control de la oferta y motivado por su afán de acumulación, el monopolista se aprovecha de su posición desigual para forzar al alza el precio en detrimento de la demanda. El precio en este supuesto se desgaja del valor del producto, no como ocurriría en un escenario de competencia perfecta.

Sin embargo, aunque encontramos una clara fractura en la ley del valor en lo cuantitativo del equilibrio general de la producción, no la hallamos en lo cualitativo. Esto implica que las relaciones sociales de producción no se ven alteradas o que varíe el trabajo socialmente necesario. Podemos pues continuar midiendo y comparando unidades de producción y unidades de tiempo de trabajo necesario.


MARIO SÁNCHEZ BROX

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