divendres, 11 de febrer del 2011

Reflexiones sobre las exposiciones

Siguiendo este novedosísimo método de aprendizaje, que despertó en mi una fuerte curiosidad inicial, al fin hemos recorrido el camino que nos separaba de la entrega de la configuración del temario. El proceso de aprendizaje sin embargo no ha resultado demasiado satisfactorio. Ciertamente, como miembro del grupo encargado de disertar sobre economía informal, he acabado por conocer en profundidad los mecanismos que articulan esta actividad y las dinámicas que conlleva. Frente a esta positiva conclusión sin embargo, me gustaría plantear dos críticas que estimo fundamentales. En primer lugar, el temario final conformado no se ajusta a mis expectativas de la asignatura. Temas como las economías caucásicas, la expansión económica de los tigres asiáticos o aun la agroecología, no son aspectos centrales en el sistema económico mundial, si bien desbordan interés y merecen toda mi consideración hacia los compañeros que los han trabajado. La selección de temas de disertación por parte de un alumnado con intereses muy heterogéneos ha acabado configurando una excesiva dispersión en los temas a tratar. Esto por lo que a mi primera crítica se refiere. En cuanto a la segunda, el raquítico tiempo de exposición de los temas estudiados, quizá agravado por lo numeroso del grupo de la tarde, no ha permitido ni profundizar en ninguna de las materias ni asentar conclusiones generales alrededor de estas. En el mejor de los casos, tenemos una perspectiva general de cada una de ellas.

Sistema financiero mundial
Es un claro ejemplo de osadía y determinación por abordar una materia que acaso constituya la espina dorsal del sistema económico mundial actual, pero que a todas luces desborda complejidad a raudales. Entre las conclusiones generales que nos brindaron los compañeros encontramos por un lado las características del sistema financiero, definido como intercambio de activos (ficticios) financieros -deuda, bonos, divisas, riesgos, etc.-. A las rápidas pinceladas sobre el sistema monetario siguieron un panorama sobre las instituciones financieras de hoy -FMI, BM, OMC, etc.- y una última conclusión sobre causas externas e internas de la presente crisis -o depresión, como bien nos sugiere R. Carballo-, concluyendo con el coste cero del dinero y la creación de una euforia ficticia como elementos estructurantes de la debacle sistémica. Quizá aventurar las causas de la crisis fue lo más osado en el breve espacio de tiempo de que disponía este grupo.

Antiglobalización
La temática escogida fue, junto a la exposición siguiente de la agricultura ecológica, las sorpresas más agradables del curso, al quedar generalmente excluida de los espacios lectivos convencionales de la asignatura y ser en el actual contexto en el que el capitalismo hace aguas, los movimientos que más oportunidades de visibilidad tienen. Lamenté que centraran el discurso en antiglobalización y no en altermundismo, pero en esencia nos trasladaron una perspectiva generosa sobre la diversidad del movimiento y sus teorías. La antiglobalización radical, alternativa, anticapitalista o reaccionaria fueron ilustradas con teorías de Taibo, Amin, el análisis centro-periferia de Wallerstein o la teoría de la desconexión.

Desempleo en la UE
Tanto el enfoque como la temática aportaron pocas novedades, en una exposición que cuenta con una gran complejidad a la que se debe añadir un alto grado de politización. Crecimiento, flexibilidad, movilidad funcional, polivalencia, dinamización de la anterior situación económica fueron las claves que se presentaron para la recuperación económica. Recetas bien conocidas por todos del BCE y los gobiernos estatales europeos, como el fomento de las PYMES, la inversión en capital humano, la libre circulación del conocimiento e innovación y para lavar conciencias, la lucha contra el cambio climático y la eficacia energética.

Economías del Cáucaso
Una materia que genera sin duda un gran interés, es quizás el gran poder de la geopolítica. Un tema de claras características periféricas respecto a la asignatura y con un nivel de análisis en el que se pasea por la superficie del problema, aludiendo a la complejidad política, étnica y religiosa, o a la situación geográfica y los recursos naturales que hacen a la región un codiciado espacio geoestratégico. El tiempo no permitió más que observar desde la distancia un intrincado juego de poder económico entre Rusia, la UE y EEUU.

Agricultura ecológica:
Sin duda uno de los temas más interesantes que se expusieron. Aunque lo podamos considerar como basatante heterodoxo dentro del sistema económico mundial, el grupo supo extrapolar la dinámica hacia el sistema capitalista, viniendo a disertar sobre un ejemplo palpable de la realidad del juego económico contemporáneo. “Ciencia y tecnología no al servicio de la humanidad, sino al servicio del capital” bien podría definir la dinámica general de la gran industria agrícola de OGM. En todo momento reinó un trato a la naturaleza como sujeto de derechos al que agradecer aquello que nos permite tomar, alejado de la idea cristiana y posteriormente capitalista de la naturaleza como objeto a dominar (o recurso a explotar). Ante esta aberración histórica los compañeros hicieron una prospectiva sobre agricultura y ganadería ecológicas, y pesca sostenible. Especialmente interesante fue en este último apartado, la referencia que hicieron a los límites del crecimiento, que mucho tiene que ver con los cambios que habrían de operarse a gran escala en el actual sistema productivista.

Multinacionales
Indudablemente uno de los actores principales del sistema económico mundial. Durante la exposición se trató su funcionamiento, su aparición o su impacto en el medio socioeconómico. Especial mención me merece la responsabilidad social corporativa, que avivó posteriormente algunos comentarios del profesor acerca de empresas españolas como Inditex y La Caixa. Un código ético voluntario para buscar beneficio a partir de una “moda socioverdosa” es el mejor ejemplo de que ninguna cuestión básica está por cambiar. La felicidad sigue buscándose en la riqueza, que se sigue midiendo en unidades monetarias, mientras la naturaleza perpetúa su estatus de recurso explotable (más o menos “responsablemente” como parecen ironizar algunos).

Crisis económica actual
Sin pretender presentar unas conclusiones de la crisis del sistema capitalista, que ya se trató en los resúmenes de Sweezy, esta exposición de central interés para la asignatura representa otro caso de materia excesivamente compleja para abordar en tan breve espacio de tiempo. Se hizo una interesante reflexión sobre un tema de rabiosa actualidad: la guerra de divisas. Asimismo, los compañeros nos ofrecieron perspectivas comparadas desde la teoría neomarxista y desde las soluciones planteadas por el G20. Los trabajadores serán finalmente quienes paguen a la banca so pena de incumplimiento de pago de los fondos de pensiones, el consumo y la mayor facilidad de crédito serán la base del aumento de ventas, sin que se atisben regulaciones sustanciales, “refondements du capitalisme” a la Sarko o modificaciones de gran calado.

Tigres asiáticos
La materia tiene un fuerte interés para conocer los resultados del éxito del sistema capitalista (tal y como este mismo lo define), si bien cae fuera del nucleo de la asignatura. La exposición giró en torno a un recorrido histórico del crecimiento de los cuatro tigres, y a una distribución por sectores de las actividades económicas en aquellos países. El modelo piramidal de integración capitalista, que actualmente sigue reproduciéndose en Asia hubiera sido quizás más útil para entender las dinámicas de estos cuatro estados en el segundo nivel de la pirámide.

Transición al capitalismo en Rusia
Ha sido la primera oportunidad que he tenido de acercarme a esta materia singular, ampliando mi cultura general sobre historia económica rusa. La Perestroika de Gorvachov y su necesaria reforma económica dejó paso a un proceso de liberalización, privatización y de estabilización de finanzas estatales bajo Yeltsin que culminó con un estrepitoso desastre, que acabó convirtiendo la Federación rusa en un sistema anarco-capitalista. Stiglitz defendió que el fracaso de la reforma fue provocado por carencias estructurales, institucionales y políticas. Por otro lado, queda ausente toda la cuestión petrolífera, un asunto mayor en la economía rusa.

ALCA, ALBA, MERCOSUR/L
Esta exposición fue de gran interés para conocer cómo funcionan las estructuras políticas internacionales de cooperación económica, y cómo juegan un papel en las alianzas políticas, ideológicas, en la promoción de valores y en los encajes geopolíticos latinoamericanos. De esta manera, la creación de espacios comerciales se erige así como medio de expansión ideológica y de creación de redes de solidaridad capitaneadas por una potencia, sea la Venezuela chavista con el ALBA o el capitalismo norteamericano para el ALCA. Por su parte, Mercosur/l es la única organización de cooperación regional que, pilotada por Argentina y Brasil, cuenta con proyección política y social -Instituto Social del Mercosur/l, Instituto de Políticas Públicas y de DDHH-, al tiempo que tiene una vocación de integración que todavía no se ha materializado.

Fundamentos ideológicos del despertar de China
La apuesta me parece de un alto valor, ya que es una materia olvidada todavía hoy en nuestros eurocéntricos estudios, que no ha dedicado ni un sólo capítulo en toda la formación universitaria que llevo a cuestas a tratar cuestiones de fondo como las que aquí se presentan, que subyacen en los comportamientos de un actor capital en el sistema económico actual. Quizá este tema sea el más inabarcable de las numerosas apuestas complejas que nos hemos encontrado a lo largo de las exposiciones. Me quedo con títulos como Analectas, Gran Saber, Doctrina del Medio o Li Ching de Confucio, que a buen seguro me permitirán zambullirme en el pensamiento chino con algo más de calma, para extraer conclusiones generales. En la exposición se destacaron entre otros, el peso de la agricultura, la familia comunitaria, autoriaria e igualitaria, o el imborrable “trabajan como chinos” de nuestra compañera americana.

dimecres, 12 de gener del 2011

8. LA NATURALEZA DE LAS CRISIS CAPITALISTAS

Las crisis y el problema que suponen son un tema importante para Marx. En su obra El Capital trata en los niveles más altos de abstracción los aspectos de aquella. No obstante, son sus seguidores los que desarrollan este problema.

  1. La producción simple de mercancías y las crisis.

La introducción del dinero representa un avance frente al trueque en la historia de la civilización. Este cumple el propósito de dividir el acto de cambio en dos partes, por un lado, permite ahorrar tiempo y, por el otro, facilita la especialización que es la base de la productividad. Por naturaleza, estas dos partes pueden estar separadas en el tiempo y en el espacio.

Sin embargo, la organización de la producción mediante el cambio privado, a través de este sistema, lleva aparejada la posibilidad de crisis, ante la posible coincidencia de mercancías invendibles y necesidades insatisfechas. A este fenómeno se le denomina sobreproducción.

  1. La ley de Say.

Establece que una venta es seguida invariablemente por una compra de igual cantidad, esto es, no puede interrumpirse la circulación M-D-M, por tanto, no puede haber crisis ni sobreproducción.

De esta forma, las crisis pasan de ser improbables a ser imposibles. Esta ley permitió a los economistas clásicos cerrar el camino a una teoría de las crisis.

Pero como hemos visto más arriba, Marx explica que el dinero no es sólo esto, sino el medio a través del cual el cambio se divide en dos transacciones separadas y distintas, de modo que si uno vende y otro deja de comprar, el resultado es la crisis y la sobreproducción.

  1. El capitalismo y las crisis.

    1. En el ciclo M-D-M, M es idéntica al comienzo y al final en cuanto al valor de cambio; en cuanto al valor de uso, la M primera es nula o muy baja, pero aumenta la segunda, por eso se compra.

    1. Sin embargo, en el ciclo capitalista D-M-D’, se inicia la carrera con dinero D, lanzado este a la circulación a cambio de fuerza de trabajo y medios de producción. Después de cumplido el proceso de producción, reaparece en el mercado con mercancías M, que transforma de nuevo en dinero D’. D y D’ representan el valor de cambio, pero el propósito del capitalista es que exista una diferencia entre este valor de cambio, de modo que D’ sea superior a D.

Esto no significa que con la producción capitalista desaparezca la circulación M-D-M, lo que ocurre es que para la gente, para los obreros o para los productores de mercancías, este tipo de circulación sigue adoptando la forma de economía de consumo, esto es, el obrero comienza aportando su mercancía, la fuerza de trabajo, convirtiendo esa mercancía en dinero, el salario, y emplea ese dinero en procurarse artículos necesarios y comodidades.

En el modelo D-M-D’ y las crisis, por su parte, el capitalista se interesa en maximizar su ganancia. Cualquier hecho que interrumpa el proceso de circulación, por tanto, puede iniciar una contracción en el mismo, dando lugar a la sobreproducción, que posteriormente se traduce en un descenso de la producción. Esto sucede tanto en las economías simples como en el capitalismo. Pero en el capitalismo, si algo le sucede al valor de cambio, el capitalista reconsiderará la oportunidad de lanzar su dinero a la circulación.

La forma específica de las crisis en el capitalismo es una interrupción del nivel del proceso de la circulación provocada por un descenso en la tasa de la ganancia más allá de su nivel ordinario. Para los teóricos modernos hay dos clases de capitalistas: los empresarios que organizan y dirigen el proceso de producción, y los poseedores de capital en dinero.

  • Los empresarios pensarán que vale la pena invertir siempre y cuando la tasa de ganancia supere el interés que tienen que pagar al capitalista. Cuando la tasa de ganancia sea inferior, no invertirán, y sobreviene la crisis.

  • Los capitalistas, por su parte, considerarán que es conveniente mantener los intereses altos, ya que es preferible mantener su capital en dinero antes que prestarlo a un empresario, pues si bajan el tipo de interés, estos tipos no durarían.

La clase capitalista, tanto empresarios como inversores, restringe sus actividades cuando la tasa de beneficio cae por debajo de cierto nivel.

  1. Los dos tipos de crisis.

  • Crisis relacionadas con la tendencia descendente de la tasa de la ganancia. La tendencia descendente de la tasa de la ganancia fue deducida sobre la base de que todas las mercancías se vendían en sus valores de equilibrio; pero si abandonamos esa suposición, puede aparecer otra posible causa para el descenso de lucratividad, dando lugar a otro tipo de crisis.

  • Las crisis de realización. El capitalista puede hallarse inhabilitado para vender las mercancías en sus valores. Detrás de ambas crisis hay un descenso en la ganancia.

SALGADO DÍAZ, Martín.

6. LA TENDENCIA DESCENDENTE DE LA TASA DE LA GANANCIA

  1. La formulación de la ley por Marx.

El capital acumulado va acompañado por la mecanización del proceso de producción. Por ello, la misma cantidad de trabajo, alcanza mayores objetivos, teniendo un equipo más cualificado y más efectivo.

La productividad del trabajo crece constantemente, por tanto, la tasa de ganancia varía en sentido inversos a la composición orgánica del capital, si la tasa de la plusvalía es constante, aunque esto puede ser una mera tendencia.

  1. Las causas contrarrestantes.

Por su parte, se observan causas que contrarrestan y derogan la “ley general de la tasa descendente de la ganancia”, a saber:

  1. Abaratamiento de los elementos que integran el capital constante. El uso creciente de maquinaria, eleva la productividad de trabajo, lo que hace que el valor por unidad baje.
  2. Aumento de la intensidad de explotación. Se produce más en menos tiempo, sin afectar la cantidad de trabajo necesario, a través de los mecanismos de acelerar y estirar la jornada, lo cual eleva la tasa de ganancia.
  3. Depresión de los salarios más debajo de su valor.
  4. Sobrepoblación relativa o “ejército de reserva”. La existencia de trabajadores desocupados conduce a la creación de nuevas industrias con una composición orgánica del capital relativamente baja y una tasa de ganancia relativamente alta.
  5. Comercio exterior. Rebaja la adquisición de materias primas y artículos necesarios, frente a la producción doméstica.

  1. Una crítica de la ley.

Marx deduce que la tendencia de la tasa de ganancia a caer se fundamenta en el aparente de que la tasa de plusvalía permanece constante. Sin embargo, si la producción aumenta, en las condiciones normales del capitalismo se crea un ejército industrial de reserva que ejerce una presión a la baja en los salarios, aumentando la tasa de plusvalía.

La suposición de una tasa constante de plusvalía puede ser un trámite ventajoso para orientar la atención en un elemento más importante de la situación; se consideran los cambios en la tasa de plusvalía como elemento contrarrestante.

La composición orgánica del capital es una expresión de valor.

La formulación de la ley de tendencia descendente de la tasa de la ganancia por Marx no es muy convincente. Esto no significa que no haya ninguna tendencia de la tasa de la ganancia a descender, sino que no es posible demostrarla a partir de la composición orgánica ascendente del capital.

El proceso capitalista es esencialmente un proceso de acumulación. Pero los capitalistas, a través de distintos medios procuran mantener la tasa de ganancia anterior, e, incluso, elevarla. El aumento de la composición orgánica del capital tenderá a restablecer la tasa de plusvalía y a acrecentar el volumen de plusvalía.

Fuerzas que deprimen la tasa de ganancia: sindicatos y acción del Estado en beneficio de los trabajadores.

  • Sindicatos. Los sindicatos son el instrumento más importante con el que cuentan para mejorar sus condiciones bajo la producción capitalista.
  • Acción del Estado en beneficio de los trabajadores. Adopta diversas maneras: limitación legal de la jornada laboral (reduce la plusvalía), seguro de desempleo y derecho a la contratación colectiva (mantenimiento de salarios).

Fuerzas que elevan la tasa de la ganancia: organizaciones patronales, exportación de capital, formación de monopolios, acción del Estado en beneficio del capital.

  • Organizaciones patronales. Actúan para mejorar la posición contractual del capital frente al trabajo.
  • Exportación de capital. Mitiga la presión sobre el mercado de trabajo doméstico, impidiendo que la acumulación tenga todo su efecto depresivo sobre la tasa de ganancia.
  • Formación de monopolios.
  • Acción del Estado en beneficio del capital (con tarifas protectoras, por ejemplo).

El análisis de estas fuerzas, dispares y sin aparente relación unas con otras, nos hace ver que en el capitalismo todo ha de ser detenidamente examinado y probado por su influencia sobre la tasa de ganancia.


SALGADO DÍAZ, Martín

5. LA ACUMULACIÓN Y EL EJÉRCITO DE RESERVA




1. La reproducción simple.
 
Es aquella que mantiene la misma proporcionalidad entre las diversas partes que forman el sistema, para esto es necesario que las empresas repongan todo lo que se acabe y los obreros deben de destinar todo su salario al consumo. De esta forma el sistema capitalista va cambiando con el paso del tiempo. La producción se divide en dos tipos: la de medios de producción y la de artículos de consumo, distinguiendo en estos últimos, entre artículos de lujo y necesarios para la vida.

Se necesita que los dos tipos de producción sean iguales en número, para que se de una reproducción simple que no cambie a lo largo de un año y poder equilibrar la oferta y la demanda. Con esta reproducción podemos analizar y estudiar mejor:

  • La producción total y el ingreso: se entiende como producción total la oferta social de mercancías, compuesta a su vez por la suma de los medios de producción y la suma total de los artículos de consumo; y por ingreso, entendemos la demanda total de mercancías, diferenciando tres clases de ingresos:

a) Ingreso capitalista: que sería la reinversión en los medios de producción.
b) Ingreso del capitalista: utilizado para su propio consumo.
c) Ingreso del trabajo: sería el salario de los trabajadores.
  • Diferencias entre la oferta y la demanda: donde se puede observar su estructura.



2. Las raíces de la acumulación.

La reproducción simple tiene en cuenta la máxima del capitalismo, que no es otra que querer ampliar el capital inicial. Una parte de la plusvalía se convierte en capital adicional, el cual permite que se pueda obtener más plusvalía, de forma que se tiene más capital adicional para obtener más plusvalía, y así sucesivamente; esto se conoce como proceso de acumulación. Esta obsesión por acumular capital, forma parte de lo que es la organización social capitalista, cuyos miembros, los capitalistas, se miden por el patrimonio que poseen, y el éxito está en tener más capital que nadie. De ahí que haya que invertir en modernizar los medios de producción para no quedarse atrás.



3. La acumulación y el valor de la fuerza de trabajo: planteamiento del problema
 
Denominado por Marx como "reproducción ampliada", esta es lo contrario que la reproducción simple; dicha reproducción tiene en cuenta la acumulación que implica la demanda de la fuerza del trabajo. Si aumenta la demanda de un producto, su precio sube, desviando así el valor del mismo. Se llevan a cabo varias técnicas para adecuar el precio del producto a su valor real. La plusvalía, que es el elemento principal del capitalismo, es la diferencia entre el valor de la fuerza de trabajo y el valor de la mercancía que produce el trabajador. Ricardo explica la diferencia entre ambos valores, en base a la Teoría de los salarios, la cual afirma que el precio natural del trabajo es el precio necesario para que los trabajadores puedan subsistir, y los niveles necesarios para la subsistencia de estos vienen determinados por las teorías demográficas; está de más en decir que Marx rechaza totalmente dicha teoría.



4. Solución propuesta por Marx

La solución de Marx pasa por lo que él denomina "ejército de reserva" o "población excedente activa"; con ello se refiere, a los obreros desocupados, que a través de su competencia activa en el mercado de trabajo, llevan a cabo de forma constante una presión hacia abajo, en el nivel de salarios. El capitalista ha sustituido trabajadores por máquinas para disminuir el salario y favorecer así su propio proceso de acumulación; de manera que dichos trabajadores sustituidos forman en gran parte el ejército de reserva. El estallido de una acumulación de capital puede ser el resultado de que se abra un nuevo mercado o una nueva industria; es aquí cuando el ejército de reserva se vacía y desaparece así el obstáculo para subir los salarios; pero nuevamente en cada período de crisis, cuando se despidan trabajadores, el ejército se reconstruye. 
 


5. La naturaleza del proceso capitalista

Marx ataca la evolución económica; para este la producción capitalista se prolongará en el tiempo con los cambios en los métodos de producción, apareciendo así el ejército de reserva, de manera que se permite economizar el trabajo por medio de las innovaciones tecnológicas. El proceso capitalista implica la acumulación constante, que vendrá acompañada de cambios en los métodos de producción, provocando así cambios cuantitativos en las variables económicas y en la organización social.


ROBLEDILLO ALONSO, Carlos

4. PLUSVALÍA Y VALOR


El capitalismo y el sistema de producción de mercancías no son la misma cosa; el capitalismo implica la producción de mercancías pero esta no implica necesariamente capitalismo. Para intentar aplicar la teoría del valor al análisis del capitalismo, el autor considera que es necesario examinar las características que separan a este del concepto general de producción de mercancías.

  1. El capitalismo.

Existen dos diferencias importantes entre ambos conceptos:

  1. Cada productor, en el sistema de producción de mercancías, posee y trabaja con sus propios medios de producción; en el capitalismo no ocurre así, ya que la propiedad de los medios de producción recae en unos individuos, mientras que son otros quienes realizan el trabajo.
  2. El sistema de producción de mercancías sigue el esquema de M-D-M, es decir, Mercancías- Dinero-Mercancías; por el contrario, el capitalismo se rige por el de D-M-D´ (Dinero inicial-Mercancías-mayor cantidad de Dinero). De ahí que el capitalista sólo invierte dinero (lo que se conoce como capital inicial) si tiene garantías de que lo va a aumentar. La diferencia entre D y D´ es lo que Marx llama plusvalía, que es lo que gana el capitalista y "suministra el fin directo y el incentivo determinante de la producción".

  1. El origen de la plusvalía.

De esta forma la plusvalía tiene su origen en la mercantilización de la fuerza de trabajo (FT), no del trabajo en sí; porque el capitalismo a través del salario compra la capacidad de hacer, el poder de trabajar. En este sentido el valor de la fuerza de trabajo viene dado por el tiempo de trabajo y por lo que se produce durante el mismo, y ya que la fuerza de trabajo es un producto en sí mismo, su valor corresponderá al tiempo y a los medios necesarios para su subsistencia, es decir, la del trabajador. En consecuencia a esto, la plusvalía aparece cuando el trabajador (la FT) le confiere a lo que produce un valor bastante superior, al de los costes reales de su producción, ya que las horas que hace el trabajador son más de las que necesita para realizar el producto, de ahí que se abaraten los costes y se aumenten los beneficios.
  1. Los componentes del valor.

De forma que el valor total de la mercancía consta de tres componentes:

A) El capital constante: supondría el valor de los materiales y de la maquinaría usados; cuyo valor no sufre cambio cuantitativo en el proceso de producción.
B) El capital variable: supone el valor de la fuerza de trabajo, que si que sufre una alteración de su valor, lo que es la plusvalía.
C) La plusvalía en si misma.

  1. La tasa de la plusvalía.

Esta se define como "la proporción de la plusvalía con respecto al capital variable", siendo el resultado del cociente por un lado de la plusvalía y por otro del capital variable. La magnitud de dicha tasa se ve afectada por tres factores: la jornada de trabajo (la normal más la excedente), la cantidad de mercancías que se producen y que son necesarias para cubrir el salario real, y la productividad del trabajo.
5. La composición orgánica del capital.

Se define como "la medida de la relación del capital constante con el capital variable, en el capital total usado en la producción", es decir, es el resultado del cociente del capital constante más el variable por un lado y por otro el capital constante. La composición orgánica del capital esta determinada por: la tasa de los salarios reales, la productividad del trabajo, el nivel común de la técnica y la amplitud de la acumulación del capital en el trabajo.
6. La tasa de ganancia.

Esta supone para el capitalista la proporción crucial del proceso de producción y es el resultado de dividir la plusvalía por un lado, y la suma de los capitales constante y variable por otro. Teniendo en cuenta que los costes de los elementos que componen el capital constante, no entregan de igual manera todo su valor en la producción, ya que los materiales son degradables y transformables en menor tiempo que la maquinaria, de ahí que la inversión total en un período determinado (por ejemplo el capital invertido en un año), no es igual al capital total empleado en la producción a lo largo del tiempo de existencia, o el tiempo en el que tarda en degradarse una máquina o una fábrica.


ROBLEDILLO ALONSO, Carlos

3. EL PROBLEMA DEL VALOR CUANTITATIVO

EL PRIMER PASO

El trabajo debe aplicarse necesariamente a la producción en toda sociedad, y los productos resultantes deben ser distribuidos entre sus miembros. Lo que cambia el curso de la historia es el modo de organizar y llevar a cabo estas actividades (producción y distribución). El valor de cambio constituye un aspecto de las leyes que gobiernan la asignación de la actividad productiva en una sociedad productora de mercancías. Estas mercancías son intercambiadas por otras en una cantidad precisa, al tiempo que absorben una cantidad de fuerza de trabajo. La cuantificación de estos intercambios es la finalidad de la teoría del valor, que constituirá un fundamento de la economía política moderna.

Karl Marx parte de la base de la existencia de una reciprocidad exacta entre las proporciones de cambio y de tiempo de trabajo de una mercancía. Atendamos a dos consideraciones. En primer lugar, el valor de una mercancía lo determina el “trabajo socialmente necesario” (aquel que se requiere para la producción de un artículo en condiciones normales de producción en una sociedad, con un grado medio de habilidad e intensidad). En segundo lugar, el trabajo más calificado que el trabajo medio deberá tener mayor capacidad de producir valor. Marx cree posible la medición de estos valores entre mercancías con trabajo medio o cualificado de modo independiente al valor que se dé en el mercado, esto es, en términos absolutos. Marx reducirá sus análisis al trabajo simple gracias a una consideración deflactada del trabajo cualificado, esto es, considerando cuántas horas de trabajo simple equivalen a una hora de trabajo cualificado.

Esta teoría, nos anuncia su autor, no contradice la teoría de la determinación de los precios por la intersección entre oferta y demanda en la que se basaban los análisis liberales, pero el equilibrio de mercado sólo podrá darse cuando el precio de cada mercancía sea proporcional al tiempo de trabajo necesario para producirla.


 EL PAPEL DE LA DEMANDA

Marx trató de establecer el equilibrio económico general de una sociedad, considerando además del valor relativo de los productos, la distribución de cantidades y de la fuerza de trabajo. Para obtener este equilibrio necesitaría previamente obtener por un lado información sobre el costo relativo en trabajo, y por otro lado información sobre la intensidad relativa de las demandas individuales. Es importante la concepción marxista de la demanda, ya que el valor de uso -necesidad social- se revela como un factor de gran peso en la asignación de cantidad de trabajo que debe incorporarse a diferentes esferas.

El capitalismo por su parte, la demanda sólo tiene en cuenta las necesidades de los consumidores de manera parcial, y pone el acento en la distribución del ingreso como problema básico -que Marx considera como simple reflejo de las relaciones sociales de producción. El pensamiento de Marx se refiere a esta demanda capitalista como diferente a la demanda “real”. Si se acepta la proposición de que la demanda está dominada por la distribución del ingreso, se concluye que los problemas del valor deben ser abordados por la vía de las relaciones de producción y no por su demanda.

Las necesidades de los consumidores son considerados como un elemento reactivo de la sociedad, opuesto a los elementos relativamente estables que sólo cambian cuando su contexto varía sustancialmente. En el análisis marxista, son estos elementos reactivos aquellos que deben ocupar el primer plano en el estudio. ¿Y de qué manera estas necesidades del consumidor varían? Marx responde que de la biología, el estado físico y la mentalidad, y en la medida en que éstos se ausenten, del desarrollo técnico y organizacional de la sociedad. Estos últimos factores materiales son los que en última instancia determinan los procesos sociales, políticos y espirituales para el pensador alemán. Incluso más allá, la existencia social y su relación con el resto determina la conciencia humana, y no al revés.


LA LEY DEL VALOR vs PRINCIPIO DE PLANEACIÓN

La gran aportación de la teoría del valor pone de relieve que en una sociedad productora de mercancías caracterizada por la existencia de productores privados que persigan la satisfacción de sus necesidades mediante el intercambio, existe un orden gracias a la presión mutua sobre el otro de los productores equilibradoras de desviaciones, más allá de las planificaciones centralizadas. Esta ley del valor resume las fuerzas actuantes en una sociedad productora de mercancías, regulando a) las proporciones del cambio de mercancías, b) la cantidad producida de cada una y c) la asignación de la fuerza de trabajo a las diferentes ramas de la producción. Ahora bien, en el momento en que la asignación de estas actividades se somete a control consciente, esta ley pierde su pertinencia e importancia, y se sustituye por el principio de planeación.


EL VALOR Y EL PRECIO DE LA PRODUCCION

Continuando con el pensamiento de Marx, el precio es únicamente la expresión monetaria del valor.

Para el autor, los precios de producción son modificaciones de los valores, derivadas de ciertas reglas generales no arbitrarias.


PRECIO DEL MONOPOLIO

En efecto, la aparición del monopolio dificulta el funcionamiento de la ley del valor como reguladora de las relaciones cuantitativas de producción y de cambio. Contando con el control de la oferta y motivado por su afán de acumulación, el monopolista se aprovecha de su posición desigual para forzar al alza el precio en detrimento de la demanda. El precio en este supuesto se desgaja del valor del producto, no como ocurriría en un escenario de competencia perfecta.

Sin embargo, aunque encontramos una clara fractura en la ley del valor en lo cuantitativo del equilibrio general de la producción, no la hallamos en lo cualitativo. Esto implica que las relaciones sociales de producción no se ven alteradas o que varíe el trabajo socialmente necesario. Podemos pues continuar midiendo y comparando unidades de producción y unidades de tiempo de trabajo necesario.


MARIO SÁNCHEZ BROX

2. EL PROBLEMA DEL VALOR CUALITATIVO



Introducción

El primer capítulo del El Capital se titula “Las mercancías”. Mercancía es todo lo que se produce para el cambio más bien que para el uso del productor. El estudio de las mercancías es por consiguiente el estudio de la relación económica del cambio. Marx empieza por analizar “la producción simple de mercancías” que es como decir una sociedad en la que cada productor posee sus propios medios de producción y satisface sus múltiples necesidades por el cambio con otros productores que se encuentran en situación similar.

Sin embargo, Adam Smith, el cambio se liga del modo más estrecho posible al hecho tecnológico central de la vida económica, es decir, a la división del trabajo. Según él, se refiere con ello al origen de todo aumento de productividad. Es incapaz de ver estas ideas independientes.

Esta “propensión a traficar, a trocar y cambiar” es más aún peculiar de los seres humanos. Las implicaciones de esta posición son claras: la producción de mercancías, que tiene sus raíces en la naturaleza humana, es la forma universal e inevitable de la vida económica, la ciencia económica es la ciencia de producción de mercancías.

Pasando a Marx, se podría ver la diferencia del criterio que distingue su economía política de la de Adam Smith. Marx no niega la existencia de una relación entre la producción de mercancías y la división de trabajo, pero no se trata de ningún modo de la firme y rígida relación que describe Smith.

Marx se niega que la división del trabajo esté necesariamente ligada al cambio. La producción de mercancías no es la forma universal e inevitable de la vida. Es más bien una de las formas posibles de la vida económica que por ningún concepto puede presentarse como directa manifestación de la naturaleza humana. Se convierte en materia válida por tanto de la investigación histórico social. El economista ya no solo deberá ya confiar su atención en las relaciones cuantitativas que nacen de la producción, sino que debe dirigir también su atención al carácter de las relaciones sociales subyacentes. Estos dos problemas, cuantitativo y cualitativo, Marx los considera dentro de un solo armazón conceptual.


Valor de uso

Toda mercancía tiene un doble aspecto, según Marx, el de valor de uso y el de valor de cambio.

El valor de uso no da a una mercancía ningún carácter peculiar. Este expresa cierta relación entre el consumidor y el objeto consumido.

Marx excluía el valor de uso de la esfera de investigación de la economía política, en virtud de que no da cuerpo directamente a una relación social. Pero esto no significa que el valor de uso no deba jugar ningún papel en la economía política. Por el contrario, así como la tierra, es esencial para la producción, el valor de uso es un prerrequisito del consumo, no está de ningún modo excluido por Marx de la cadena causal de los fenómenos económicos.


Valor añadido

Poseyendo valor de cambio las unas en relación con las otras, las mercancías exhiben su característica única. En una sociedad en que el cambio es un método regular de realizar el propósito de la producción social, es sólo en calidad de mercancías como los productos tienen valor de cambio. Aparece como una relación cuantitativa entre cosas, entre las mercancías mismas. Es en realidad solo una forma exterior de la relación social entre los propietarios de mercancías. La relación de cambio como tal, es una expresión del hecho de que los productores individuales, trabajando aisladamente cada uno, trabajan en realidad los unos con los otros.

El cambio de mercancías es un cambio de los productos de trabajo de productores individuales. Lo que halla expresión en la forma de valor de cambio, es el hecho de que las mercancías de que se trata son productos del trabajo humano en una sociedad basada en la división del trabajo, en la que los productores trabajan privada e independientemente.


Trabajo y valor

La relación cualitativa del valor con el trabajo sería la siguiente: Por una parte todo trabajo es, hablando fisiológicamente, un gasto de fuerza humana de trabajo, y en su carácter de trabajo humano abstracto idéntico, crea y forma los valores de las mercancías. Por otra parte, todo trabajo es el gasto de fuerzas humana de trabajo en una forma especial y con fin preciso y en éste, su carácter de trabajo útil concreto, produce valores de uso.


Trabajo abstracto

A muchos la expresión “trabajo abstracto” les sugiere algo ligeramente misterioso, quizás no poco metafísico e irreal. El trabajo es abstracto solo en el sentido de que se asan por alto todas las características especiales que distinguen una clase de trabajo de otro. La expresión trabajo abstracto es equivalente de “trabajo en general”, es lo común a toda actividad humana productiva.

Se puede decir que la reducción de todo trabajo a trabajo abstracto permite ver claramente, detrás de las formas especiales que el trabajo puede adoptar en un momento dado cualquiera, una suma de fuerza de trabajo social que es susceptible de transferencia de un uso a otro de acuerdo con la necesidad social, y de cuya magnitud y desarrollo depende en última instancia la capacidad productora de riqueza de la sociedad. La adopción de este punto de vista, además está condicionada por la naturaleza misma de la producción capitalista, que lleva la movilidad del trabajo a un grado muy superior al de todas las formas anteriores de la sociedad.


El carácter fetichista de las relaciones

En la producción de mercancías la relación básica entre los hombres “adopta, a sus ojos, la fantástica forma de una relación entre las cosas”. Esta materialización de las relaciones sociales es el corazón y la médula de la doctrina del Fetichismo de Marx.
En las nebulosas regiones del mundo religioso…los productos del cerebro humano aparecen como seres independientes dotados de vida y que entran en relaciones tanto unos como otros como con la especie humana. Lo mismo pasa en el mundo de las mercancías con los productos de la mano del hombre. A esto le llamo el Fetichismo que se adhiere a los productos del trabajo tan pronto son producidos como mercancías, y que es , por consiguiente, inseparable de la producción de mercancías.

Como regla general, los artículos de utilidad se convierten en mercancías solo porque son productos de individuos privados. El trabajo del individuo se afirma como parte del trabajo de la sociedad solo a través de las relaciones que el acto del cambio establece directamente entre los productos e indirectamente, a través de ellos, entre los productores. Para éstos, por consiguiente, las relaciones sociales entre el trabajo de individuos privados aparecen como lo que son, es decir, no como relaciones sociales directas de personas en su trabajo, sino más bien como relaciones materiales de personas y relaciones sociales de cosas.

Sólo cuando la producción de mercancías adquiere un desarrollo tan alto y una difusión tan grande como para dominar la vida de la sociedad, el fenómeno materialización de las relaciones sociales adquiere importancia decisiva.

Una vez que el mundo de las mercancías ha realizado por así decirlo, su independencia, y sometido a los productores a su dominio, estos últimos empiezan a mirarlo en mucho del mismo modo que ven ese otro mundo externo al cual tienen que aprender a adaptarse, el mundo de la naturaleza misma. El orden social se convierte en la expresión “segunda naturaleza”.

En el campo de la economía política, aparecen distintos métodos e ideas donde se aclaran en las doctrinas del siglo XVIII, de los Fisiócratas en Francia y la escuela clásica de Inglaterra. La “mano invisible” de Adam Smith…todo ello indica la profunda creencia en el carácter impersonal y automático del orden económico.
Pero sus raíces específicas en las características de la producción de mercancías, tanto como su conexión con las doctrinas afines de la ley natural y el automatismo social, son brillantemente esclarecidas por la teoría del Fetichismo de Marx.

La materialización de las relaciones sociales ha ejercido una profunda influencia en el pensamiento económico tradicional, por lo menos en dos sentidos importantes: Por un lado, las categorías de la economía capitalista –valor, renta, salario, ganancias, interés…- han sido consideradas como si fueran inevitables categorías de la vida económica en general. Los sistemas económicos anteriores han sido vistos como versiones imperfectas o embrionarias del capitalismo moderno y juzgadas en consecuencia.

En segundo lugar, la atribución de poder independiente a las cosas no es en ninguna parta más clara que en la división tradicional de los “factores de producción” en tierra, trabajo y capital, de cada uno de los cuales se piensa que “produce” un ingreso a sus propietarios.

Esta es la apariencia. Quienes consideran las formas capitalistas como naturales y eternas, admiten la apariencia como verdadera representación de las relaciones sociales.

Si la producción de mercancías ha fomentado la ilusión de su propia permanencia y ocultado el verdadero carácter de las relaciones sociales a que da cuerpo, ha creado a la vez la racionalidad económica de los tiempos modernos, sin la cual un pleno desarrollo de las fuerzas productivas de la sociedad sería inimaginable. La racionalidad, en el sentido de una adaptación deliberada de los medios a los fines en la esfera económica, presupone un sistema económica sujeto a ciertas leyes objetivas que no son del todo inestables. Dada esta condición, el individuo puede proceder a plantear sus negocios en tal forma que pueda alcanzar, desde su propio punto de vista un resultado óptimo.

El desarrollo de la producción de mercancías bajo las condiciones del capitalismo exhibe, por una parte, una intensa racionalización de sus procesos parciales, y por otra, una creciente irracionalidad del funcionamiento del sistema como un todo.





BOILLO HUETE, Marta